domingo, 31 de mayo de 2009

LOS SECRETOS. BUENA CHICA.



Esta es una de las mejores canciones de este grupo Madrileño. Me fascina la facilidad que tienen para plasmar la tristeza y la melancolia en una simple canción.
Junto con Sabina, de los mejores.

martes, 26 de mayo de 2009

EL CONVENTO II.


Comenzó bajando el tono de su voz, y cambiando de manera radical el semblante de su cara. Eliminó de un plumazo aquella sonrisilla socarrona que le había acompañado toda la mañana. Así que Ramón tuvo que acercarse, fijó su vista en la arrugada cara del anciano, y se concentró en escuchar lo que estaba a punto de relatarle, disimulando todo lo que pudo, la curiosidad que le producía el asunto.
-Voy a comenzar por contarte una historia que me ocurrió.- Dijo el Señor Smith, después de un breve carraspeo, y dando antes un largo sorbo a su café.
En el año 1936, comencé mi carrera como periodista en el London Post, por entonces contaría poco mas de 20 años. Por cierto, como ya habrá adivinado, soy ingles.-Dijo sonriendo, y provocando la sonrisa de complicidad de Malavert.
La Guerra Civil, hacía pocos meses que había estallado, así que el diario tuvo a bien, mandarme como fotógrafo y corresponsal a aquella contienda fratricida, que hizo que se enfrentaran incluso hermanos por ambos bandos.
Como puede Vd. imaginar, sentía una extraña mezcla de excitación y miedo. Estaba encantado por la gran oportunidad que se me brindaba, pero por otro lado, tenía un poco de temor, pues una guerra es una cosa muy seria. Pero me armé de valor, tomé mi acreditación, mi cámara, y me dispuse a tomar el barco que me llevaría a Gibraltar, punto donde comenzaría mi aventura en España.
-Debió pasarlo Vd. bastante mal, Señor Smith.-Dijo Ramón, expresando con palabras, la admiración que mostraba el gesto de su cara.
-Lo peor fue el primer día en el barco, creo que vomité la comida de una semana-.Dijo el Señor Smith volviendo a mostrar su sonrisa perdida, la misma que ocultó en el mismo momento en que retomó su relato.
Después de casi dos semanas de navegación, y sin escala alguna, llegamos a Gibraltar, con menos problemas de los que creía, pero la bandera de Inglaterra, y que los dos bandos todavía no habían concretado el protocolo de actuación con los barcos de bandera extranjera, hizo más fácil la travesía cuando ya nos acercamos a la península ibérica.
El día de nuestra llegada, Gibraltar amaneció entre una ligera neblina que impedía ver todo lo que rodeaba aquel imponente peñón, que emergente en aquella bahía, parecía una torre de observación que controlara todo el estrecho. El atraque fue muy sencillo, y al poco tiempo estábamos perfectamente amarrados a puerto, y listos para descargar las numerosas provisiones que traíamos para aquellos compatriotas ingleses que probablemente iban a quedar bloqueados, mientras comprueban con curiosidad como se matan sus vecinos.
Bajé por la escala portando mi escaso equipaje al hombro, pero con la alegría de abandonar de una vez aquella pocilga flotante. Acabé tan asqueado de mi primera experiencia marinera, que desde entonces, traté de no poner mis pies en nada que flotara, más que lo estrictamente necesario.
Frente a la escala, a un par de pasos de ella, y observando distraído todo el movimiento que producía la carga y descarga del buque, observé que había un señor apoyado en una farola. Vestía gabardina gris, y un sombrero blanco coronaba su cabeza. Contribuía junto con las solapas, a ocultar en parte las facciones de su cara. Enseguida pensé que podía ser el personaje que debía recibirme.
Alzó su mano en señal de saludo, lo que corroboró, que efectivamente, se trataba de mi guía y chofer, su misión consistía en llevarme a Algeciras, donde debían estar desembarcando tropas Regulares, venidas de África, y que se dirigían a los diferentes frentes que se habían abierto a estas alturas de la contienda. Así que bajé a su encuentro, nos dimos un apretón de manos.
Una vez efectuadas las presentaciones de rigor, Frank, que era el nombre de aquel extraño personaje que acababa de conocer, me indicó con un gesto el camino hacia el coche. Era bastante parco en palabras, apenas hablaba si no le hacía una pregunta directa.
Me condujo hacia un Opel P4 negro que solitario aguardaba en la explanada del puerto, junto a un depósito de agua. Subimos a el, y sin demora partimos hacia la frontera. Salvo un par de preguntas de los guardias que custodiaban la frontera, no tuvimos ningún problema para pasar a España, parecía que la acreditación que llevaba era un salvo conducto más importante de lo que creía.
Así que lentamente partimos hacia Algeciras, como dije antes, mi compañero no era buen conversador, pero yo me entretenía viendo las pequeñas casitas blancas que de vez en cuando flanqueaban el camino, tan distintas de los edificios oscuros de mi Londres natal. Todo lo que veía era diferente, pero me gustaba.
Cuando llegamos a la explanada del puerto de Algeciras, divisé unos camiones aparcados, había también un grupo reducido de soldados en formación junto a ellos. Otros grupos comenzaban a desplazarse formando columnas, pero me habían indicado claramente que debía presentarme a una sección que iba motorizada. Ahora venía la parte difícil de mi recién comenzada misión, conseguir que el capitán de aquellos soldados me aceptara como parte de su destacamento. Tenía un permiso que había conseguido el periódico, pero yo sabía del ánimo cambiante y pendenciero de los soldados, y más con un periodista extranjero.
Me despedí de Frank, y después de desearnos suerte, partió nuevamente hacia el peñón, mientras lo miraba marchar, me daba cuenta que cada vez dejaba más lejos Inglaterra, mi paisano se alejaba lentamente, dejando su coche un halo de humo negro.
No tuve problemas para localizar al Capitán que mandaba aquellos rudos soldados que venían de Ceuta, así que caminé dubitativo hacia él. No había duda, aquel personaje que gritaba a pleno pulmón a sus subordinados y los amenazaba sin ninguna contemplación, era el Capitán Espinosa.

lunes, 18 de mayo de 2009

FRASES CELEBRES II.

Conozco a un señor que pasa por ser la persona más pragmatica que he visto sin duda ninguna. El colmo fue el día que su hija se presentó con sus nuevas gafas, recientemente compradas, y por primera vez, despues de que el oftalmologo se las recetara al detectarle miopia.
-¿Estoy guapa? Preguntó ella quitandose el pelo de la cara con un gracil movimiento.
Pero su padre contestó:

"QUE GUAPA NI GUAPA, LLEVAR GAFAS ES SEÑAL QUE VES MENOS QUE UN ZOQUETE VENDADO".

jueves, 14 de mayo de 2009

domingo, 10 de mayo de 2009

EL LARGO SUEÑO III.



- ¿Qué broma es esta?, ¿Puedes decirme dónde estás? Suplicó Manuel sin poder reprimir la desesperación que desprendían al hablar sus palabras. María la detectó inmediatamente.
- ¿Dónde voy a estar Manuel?, en mi casa,no me he movido de aquí en toda la tarde, ¿qué has estado haciendo? -Dijo María un tanto sorprendida por las palabras que salían de la aturrullada boca de Manuel.
- No es posible, estás sentada en el sofá de nuestro salón, y acabo de hablar contigo ahora mismo. Dijo apretando con fuerza el teléfono móvil.
-¿estás loco?, Manuel, no me gastes bromas de mal gusto, sabes que me asusto enseguida.
Manuel no hubo contestado, cuando desde el salón la misma voz con la que hablaba por teléfono le gritó:
-¡Manuel, baja ahora mismo, me estoy enfadando!
-¿Quién ha dicho eso?, Manuel, ¿quién es esa persona?, ten cuidado... Dijo María repitiendo una y otra vez a un Manuel que ya no podía hablar, por el colapso que tenía en su mente, la misma pregunta: Quien era aquella persona.
-Ya que no vienes subiré yo a por ti. Volvió a gritar desde el salón evidentemente enfadada. Manuel podía oír como se ponía en pie, y se encaminaba hacia la escalera. Su pulso se elevó al infinito, sintió que las venas de su sien iban a reventar de un momento a otro.
-¡Manuel, sal de ahí, por favor, ten cuidado!. Pedía desesperadamente la otra María, sollozando entre palabras.

El sonido de los pasos secos y martilleantes, eran cada vez eran más cercanos, y ya podía imaginar el tiempo que tardaría en aparecer por la puerta. El miedo se había apoderado de su cuerpo, y se hizo insoportable cuando de repente apareció ella por la puerta, taponando la poca luz que entraba por ella.

Su pelo estaba totalmente alborotado. Su ropa, ahora se había vuelto toda negra, lo que hacía mayor contraste con aquella cara tan blanca como la luna, solo oscurecida por las ojeras que contenían aquellos dos ojos negros y profundos, que aparecían entornados, en un gesto de furia incontenida,inyectados en sangre, y prestos a estallar en cualquier momento.
Manuel estaba totalmente paralizado, solo podía contemplar la escena, y escuchar las suplicas de María, que le pedía que saliera de allí, pero sus miembros no respondían. Solo podía ver como María agitaba su respiración, blandía el abrecartas que llevaba en su mano derecha, y con un grito de furia, se lanzaba hacia él, sin que pudiera siquiera moverse.
Rápida como un rayo, saltó sobre él, el teléfono que todavía emitía los gritos de la quizás verdadera María salió disparado de su mano, para estamparse en algún lugar de aquella oscura habitación.
Manuel estaba totalmente paralizado, intentaba articular palabra, pero era totalmente imposible, estaba presa de un terror que lo había envuelto ya sin remedio.
Dando otro grito aun más escalofriante que el anterior, descargó el abrecartas directamente sobre el cuello de él.
Sintió como la fina punta del abrecartas, le penetraba por las arterias del cuello, sin poder hacer nada, cerró los ojos, fue presa de una fuerte convulsión, y cuando los abrió, María ya no estaba allí.
Se tocó buscando la herida mortal que había recibido, pero no halló más que un cuello sudoroso, que al igual que todo su cuerpo jadeaba al borde de un ataque de nervios.
Su habitación, estaba a oscuras como cuando se acostó, y el reloj marcaba las nueve de la noche. Intentaba comprender lo que había sucedido, cuando levantó las mantas que todavía lo tapaban, paso su mano por su pecho, totalmente empapado en sudor. Se esperezó, al tiempo que tapaba sus ojos con las manos, pensando cómo le iba a explicar a María lo que había sucedido, pero contento de que todo hubiera sido solo un mal sueño.
Ahora si que le tocaba levantarse, así que encendió la luz de la mesita de noche y se levantó, presto a darse una buena ducha, en dirección al cuarto de baño.
Se detuvo en seco cuando se percató que una luz proveniente de la planta de abajo subía por la escalera, proviniente del salón.

sábado, 9 de mayo de 2009

FRANCO BATTIATO

Mientras todo el mundo le da vueltas al partido del Madrid con el Barcelona, y se preocupa por la peste porcina, yo me quedo con mi admirado Battiato, un poeta imaginativo e irreverente.

sábado, 2 de mayo de 2009

JIM CARREY.

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Este hombre, sin duda es un genio de la expresión corporal. Lo que es capaz de hacer con la cara es increible. Puede transformarse en otra persona con mucha facilidad.