viernes, 26 de octubre de 2012

3. DEJAME LA TELE QUIETA.

Exuberancia, que así se llamaba ella, era muy buena y muy santa, pero tenía una “fartita”. Para Rogelio, suponía un verdadero placer volver del tanatorio “déjate de tonterías que ya me estoy asustando” y comer con su señora. Subir por la estrecha y comunal escalera que recorre los pisos de su bloque con las narices bien abiertas y dejar que penetraran por ellas los olores de los guisos que hacía su señora, era prácticamente como subir por las escaleras del cielo. Mientras ve el telediario, Exuberancia se afana en ponerle sobre la mesa todos los manjares que ha sido capaz de sacar de sus fogones entre charlas con las vecinas y ratos de ir por los “mandaos” al súper. Todo eso de la prima de riesgo está muy bien, que si el Ibex va hacia arriba, que si la Merckel nos descabella. Un incendio por aquí y un asesinato por allá. Pero realmente, todo esto le suena a Rogelio como a chino traducido a hebreo. Lo que espera realmente con impaciencia es la llegada del tiempo de las noticias deportivas. Con quien juega el Madrid, lo “malamente” que estuvo el árbitro con el Barcelona, en definitiva todo lo que el noble deporte del balón conlleva. Aunque acaben a veces usando guantes de boxeo. Pero é ahí la “fartita” de Exuberancia. Con la misma diligencia con la que recoge la mesa, agarra el mando a distancia y cambia de la primera a la dos con la velocidad de un instante. -¡Que haces gorda!, déjame los deportes hija…. -¡Que no!, ¡Que a mí me gusta ver esto! Y no hay nada que hacer, todos los días el mismo dilema, el mismo quiero y no puedo. -¿Pero tú por qué quieres ver esto?, si tu no lo has visto nunca.-Exclama Rogelio airado. -Si, este programa se llama “gente lista” y nosotros tenemos que verlo. -¡Que no coño!, se enfada Rogelio con estudiada mesura.- ¡Que es saber y ganar!, y, ni sabes, ni ganas “na”, y el presentador lleva ahí ya casi dos mil años, así que ponme los deportes. Rogelio piensa que lo que hace realmente es ver como contestan las preguntas como el que ve un frontón, pelota va, pelota viene. Que no tiene ni puta idea de lo que contestan. -¡OOOCHH!-Exclama entonces furibunda.- ¡Yo soy una mujer lista! Era la número uno en Literatura española. Precisamente yo estuve estudiando en el colegio las estructuras de las frases y me di cuenta de que hay una que siempre se puede aplicar conjugándola con todas las que se digan con anterioridad. Y todo esto, estirando el cuello hasta el espacio infinito y entonando una dignidad que por poco, hace pensar a Rogelio.
-A ver, ¿Qué es lo que descubriste tú?-Pregunta entre risas descreídas. -Después de mucho cavilar, me di cuenta de que la frase: “el coño tu hermana”, pega con toda frase, afirmación, pregunta o cualquiera cosa que se diga. -¡Vaya descubrimiento!-Dice decepcionado. -El coño tu hermana. -Lo que tienes que hacer es ponerme los deportes. -El coño tu hermana. -Al final me quedo otra vez sin ver el resumen del partido de ayer. -El coño tu hermana. ¿Has visto como pega con todas?, venga, di otra cosa, anda. SOY LISTA. -¿Tu lista?, Si tú te quitaste en sexto con ocho suspensos. Demasiado tarde se dio cuenta de que esta frase sobraba. No solo ya estaba el telediario dando el parte meteorológico, sino que ahora Exuberancia seguramente le cortará el pienso para una temporada.

2 comentarios:

  1. Jeje, te animo a que continues con esta serie de episodios sobre Exuberancia y Rogelio; creo que pueden tener un tirón bueno y, conociéndote, seguro que no te falta imaginación.

    ResponderEliminar
  2. Exhuberancia es la namber wan.
    Hay que seguir escribiendo sobre esta pareja.Me recuerda a alguna gente del pueblo,jijiji

    ResponderEliminar

me encanta que me orienten. Tu opinión es muy valida para mi.