jueves, 26 de noviembre de 2009
CACERIA.
Esta vez no erraré el tiro, si vuelve a acercarse al cebo, no fallaré nuevamente. Se cree que el chaleco de la Cruz Roja lo va a salvar.
La todavía quejumbrosa chica, llora y grita, justo en medio del puente, tal y como planee.
El chico, vuelve a parapetarse, mira inseguro, tratando de localizar inútilmente mi ubicación. Pero hay muchos edificios y me he cambiado de habitación ya un par de veces. Tiene valor el chico, ya lo ha intentado tres veces, aunque no ha dado el paso hasta ahora. Pero este es mi trabajo, injusta es la guerra.
Parece que ya lo intenta, camina veloz hasta el charco de sangre donde reposa la chica. Vuelve a mirar a derecha y a izquierda. Se agacha tocando nervioso el pie de la chica.
Le ha agarrado la mano, y mientras le acaricia la cara trata de buscar la manera de levantarla sin dañar la pierna que le he destrozado.
¡Vaya!, parece que llora. Ahora la besa en los labios mientras disparo…
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Joder Dani, ¿en donde estuviste que aprendistes esyas cosas¿, ¿Kosovo, Serbia...?, bueno pues está muy bien, pero me gustan menos crueles.
ResponderEliminarUn abrazo,
José María
Injusta es la guerra, sobretodo para los más débiles.
ResponderEliminarEl asunto de este relatito se las trae, pero no puedo decir nada sobre la redacción, salvo que es perfecta.
Un saludo.
estupenda como todo lo que escrives.
ResponderEliminarcruel pero real, así es la vida, buenísimo relato
ResponderEliminarQué duro !!! y qué real !!!
ResponderEliminarSon historias que conmueven, como la vida misma.
Un abrazo.