sábado, 20 de marzo de 2010

EL INVIERNO DEL CORAZÓN.


CAPITULO 13: TIERRA A LA VISTA.

Como a mucha gente, levantarse por la mañana, conlleva para mí un esfuerzo titánico. Tanto, que a veces, -y sobre todo cuando el sonido del despertador penetra dentro del propio sueño y desmonta todo el tinglado- si me encontrara sobre la mesita de noche una pistola, me volaría la tapa de los sesos. Ya se que es una exageración como la copa de un pino, pero el cuerpo protesta brindándole esas sensaciones.
Y es que a las siete de la mañana, el cuerpo no entiende que se tenga que levantar, no le gusta. Y sin embargo, un día de fiesta, levantarse una mísera hora después no supone ningún esfuerzo. Así de caprichoso es el cuerpo.
El despertar de esa mañana no había sido muy diferente al de otro día cualquiera. El mismo sonido taladrante en mis oídos, y la misma sensación de desubicación.
Me desnudaba para ducharme cuando posé mis soñolientos ojos en el espejo del lavabo. Aunque había ganado un poco de peso desde que se fue Susana, seguía estando bastante delgado. Las costillas remarcaban un escaso tórax, y los brazos parecían dos palos de escoba.
¡Vaya cuerpo!, pensé mientras una reconfortante agua caliente me caía sobre la cabeza, dándome una sensación de bienestar difícilmente explicable, perfecta recompensa para mi cuerpo, después del castigo recibido a las siete de la mañana.
Decidí que tenía que hacer algo, apuntarme al gimnasio o a la piscina, si alguna mujer me viera “en pelotitas”, más que excitación, le provocaría pena.
Así que pensé que cuando llegara a la oficina, uno de mis escaqueos consistiría en buscar tarifas y gimnasios que estuvieran cerca de mi casa. Si cogía un poco de volumen, quizás se fijaran un poco más en mí, aparte de subir la pobre autoestima que poseía hasta límites insospechados.
Pero aquella mañana no fue fácil escaquearse, unas pruebas para configurar las placas base de un ordenador de abordo tuvieron la culpa, por lo que estuve más tiempo en el taller que en la oficina.
De todos modos, como dijo el sabio; cuando la necesidad aprieta, se agudiza el ingenio. Y con el pretexto de buscar la referencia de un modelo de varistor que ya había buscado dos días antes, me dirigí a mi mesa, dispuesto a hacer la consulta que llevaba tramando toda la mañana.
Una vez conectado el ordenador y tras minimizar la pagina del listado de varistores, me puse a consultar la guía de gimnasios de la ciudad, después de haber comprobado visualmente que no había moros en la costa.
Una amalgama de tíos muy cuadrados acompañaban el nombre y los servicios que ofrecían los distintos gimnasios que aparecían frente a mí. En realidad lo único que me importaba era que estuviera cerca de casa, no quería perder demasiado tiempo en esta nueva actividad. Qué bien pensado, nunca me habría planteado si estuviera todavía con Susana.
Estaba casi decidido por “Mastercantuo Gym”, cuando una mano apretó fuertemente mi hombro, ¡Adiós! Pensé, ya me pilló el coordinador.
Pero no fue ese caso, era Antonio, mi compañero en el proyecto anterior y que como yo, tuvo que sufrir un fin de semana de cautiverio forzado.
-¡Vaya tío más fuerte!-Rió ostentosamente. -Tú no serás gay, ¿no?
-¡Vete a tomar por culo Antonio!, vaya susto me has dado- Le dije enfadado y asustado todavía.
-Lo siento hombre- Dijo divertido. –Vengo a hacerte una invitación, mi despedida de soltero.
Para despedidas de soltero estaba yo precisamente, me daban ganas de decirle que no se casara, que no sabía el fallo que iba a cometer, pero que profeta era yo para aleccionar a nadie.
-por favor, viene muy poca gente, la verdad es que me han dejado tirado, y tengo ilusión por celebrar una buena despedida.
Entonces mi mente actuó con agilidad. Pensé que a Mario le gustaría el tema, así de paso en vez de entrar directamente en su mundo, podría introducirlo en el mío.
-Entonces no te importará si viene un amigo mío. Le dije muy ladino. –Es que habíamos quedado ya.
-No me importa, cuento con vosotros- Dijo Antonio feliz, y se marchó rápido, pero contento, no quería que le llamaran la atención por charlar demasiado.
Pero más feliz estaba yo, mis planes iban viento en popa…

2 comentarios:

  1. Tu protagonista sigue fiel el rumbo de cualquier solterón solitario: ahora un gimnasio.
    Veamos que le depara esa despedida de soltero tan prometedora.

    Saludos.

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  2. CLASICO DE UN RECIEN DIVORCIADO, HAVER EL TAL MARIO COMO SE PORTA EN LA DESPEDIDA CON TU PROTAGONISTA

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me encanta que me orienten. Tu opinión es muy valida para mi.