martes, 9 de marzo de 2010

EL INVIERNO DEL CORAZÓN.


La foto es de Alcaudoncillo.(Parque lineal blog).


CAPITULO 12: YA NO TAN EXTRAÑA.

Salí a correr sin pensarlo pese a lo desapacible de la tarde. Decidí que la ligera llovizna que caía no tenía importancia, y que mi chubasquero debía tener una oportunidad de servir para lo que lo había comprado.
Había estado unos cuantos días sin hacer ejercicio por culpa de una serie de asuntos domésticos y de preparación de una eventual salida no desastrosa de fin de semana, así que no podía dejar escapar un nuevo día por una simple lluvia. Era como una especie de mono deportivo que se manifestaba en mi, un síndrome de abstinencia que nunca creí que podría tener.
Correr con lluvia es una sensación especial, sientes la frialdad del líquido en tu piel, pero el calor que emana tu cuerpo, produce una sensación de contraste que siempre me ha gustado. Incluso el sudor que empujado por el agua de lluvia entra en los ojos, tiene su lado sufridor romántico.
Como siempre, procuré que mis últimas zancadas me llevaran al lago interior del parque, que me esperaba solitario y oscuro, espectador tranquilo de mis estiramientos.
Estos siempre me parecieron una gozada, pues no solo significaban el final del esfuerzo, si no que me concentraba tanto en ellos, que sentía como se tensaban cada una de las fibras de mi cuerpo, haciéndome estar en perfecta comunión con el.
No había acabado de estirar los cuádriceps de mi pierna derecha, cuando oí una voz femenina a mi espalda. Aun sin verla y sin estar familiarizado con ella, supuse que se trataba de Noelia.
Al volverme, adiviné su sudadera fluorescente, su cola recogida, y su andar decidido. Había terminado también su carrera por hoy.
-Hola Manuel, ¿Cómo estas? Saludo al llegar hasta mi, y mostrando a la luz de la farola su cara, la cual no pude apreciar el otro día todo lo bien que hubiera querido.
Era más guapa de lo que pude apreciar aquella vez, supuse que rondaría los treinta y pocos años, morena y un poco más baja que yo. Su estilizada figura se podía intuir que era fruto de su afición al deporte.
-Hola Noelia, muy bien gracias. Dije Entre cortado y un pelín incomodo. Lo peor de todo era que lo estaba pareciendo.
-¡Vaya!- Dijo entre risas. –No seas tímido hombre, que ya nos conocemos.- Añadió socarronamente, desarmándome totalmente, y haciéndome caer en la cuenta de que esta chica venía pero que muy mal con mi timidez. –Por lo menos te acuerdas de mi nombre.
Esta última frase echó un sello a mi boca, haciéndome pensar que quizás era demasiado fresca, que solo podía parecer un bobo a sus ojos.
Ella se dio cuenta de mi incomodidad, y bajando el tono jovial de sus palabras, inició una charla que nos llevó a contarnos nuestras respectivas vidas laborales completas.
Al tiempo que comentaba las distintas etapas por las que había atravesado hasta llegar a mi puesto actual en la empresa, mi timidez se fue marchando poco a poco, con las manos metidas en los bolsillos, y silbando alguna cancioncilla mientras caminaba haciendo eses por una calle desierta.
Noelia era abogada, y ejercía como tal. Mis suposiciones en cuanto a su edad no iban mal encaminadas, pues tenía 34 años. La dijo sin ningún tapujo.
-Perdona si te he parecido un poco soso- .Dije aprovechando que terminaba de contarme su día en el trabajo. –Es verdad que soy un poco tímido, y cuando alguien que no conozco bien es un poco directo, me corto.
Esto provocó en Noelia una sonora carcajada, a la que yo respondí con una media sonrisa, pensando que quizás volvía a la carga, pero no fue así.
-Lo siento mucho Manuel. Yo soy muy extrovertida y a veces no entiendo que la gente no sea como yo- . Respondió con una bonita sonrisa en sus labios. –Me has caído muy bien, que sepas que tienes una amiga para lo que quieras.
Y arrancó a correr pillándome desprevenido, tan rápido como el “ya no veremos” que soltó mientras apretaba de nuevo el ritmo de sus zancadas por aquel camino.
Había dejado de llover, y quizás había encontrado una amiga.

3 comentarios:

  1. En efecto, se pone interesante. Por cierto el protagonista tendría que venir por aquí a correr si le gusta hacerlobajo la lluvia, ¿porque no te lo traes de vaciones?

    José María

    ResponderEliminar
  2. Bueno, bueno, la cosa marcha. Siempre he pensando que la sinceridad es lo mejor para comenzar una relación con buen pie, aunque no siempre la practique (uno también es humano).
    Aprovecho para invitarte a mi nuevo blog en: http://existiresresistir.blogspot.com/
    Lo tienes enlazado en el blog del taller con su nombre de siempre: Existir es Resistir. De momento solo publicaré cosas antiguas del otro blog que deseo airear un poco. Serás bienvenido.

    Saludos.

    ResponderEliminar

me encanta que me orienten. Tu opinión es muy valida para mi.