miércoles, 14 de abril de 2010

EL INVIERNO DEL CORAZÓN.


CAPITULO 16: LA FIESTA CONTINÚA.

Cerré los ojos y sacudí enérgicamente la cabeza varias veces. No iba a permitir que los recuerdos me estropearan la diversión, así que pedí a Shagy que me preparara un Whisky, y acto seguido me bebí el que tenía en la mano de un solo trago. Algo más de medio vaso.
Una sensación de poderío sacudió mi cuerpo como si me hubieran aplicado un desfibrilador. Otra vez arrojaba a Susana de mi mente y salía victorioso, de todas formas, la misma historia.
Mientras tanto, la chica seguía bailando cada vez más escasa de ropa y el calor de aquel salón seguía subiendo por momentos. Antonio totalmente extasiado seguía con sus ojos cada movimiento que ella hacía, prestándose sin rubor a todos los juegos que se le iban ocurriendo.
La verdad es que tan poco público ayudaba mucho a que se centrara solo en ella. En la mía, la chica que contrataron, animada por tanto borracho enfervorecido, puso tanto celo en su trabajo, que acabó haciéndome todo lo que le decían aquellos cabrones.
Acabé totalmente embadurnado de nata. Tanto que me tuve que duchar antes de irnos a la discoteca, y estuve casi una hora buscando mi ropa por todo aquel bar. Por eso nunca me gustaron las despedidas de soltero, pues parecen una venganza de los amigos que se divierten a costa del pobre que se va a casar.
Esta también tenía ganas de pasarlo bien, así que sutilmente y sentada sobre sus rodillas, comenzó a desnudarlo hasta acabar dejándolo en slips.
Ella no se fue de rositas, puesto que tuvo que luchar todo el tiempo con las rápidas manos de Antonio, que no dejaba de intentar sobarla involucrado totalmente en los sugerentes juegos de la chica.
A modo de venganza, y después de colocarle una venda en los ojos, le vació una cubitera dentro de los slips. Como era de esperar, a Antonio no le hizo la misma gracia que a nosotros.
Luego concluyó su baile quitándose con un mecánico movimiento el diminuto tanga que traía. Poniendo pies en polvorosa en cuanto quedó como vino al mundo.
-¡Que sosa la tía!, gritó Mario descojonándose de risa. –No le ha dado ni un sobaito al novio, le voy a tener que bajar la tarifa, Shagy, por favor, otro cacharrito. Ordenó señalando con un dedo el vaso.
-¿Cómo lo has hecho? Le pregunté todavía encantado por su demostración de recursos. -¿Cómo has encontrado ese bombón con tanta rapidez?
-No ha sido nada- Dijo modesto. – A esa le he dado yo más trabajo que el INEM, cada vez que organizo una despedida la contrato. Pero hoy no ha enseñado mucho, ya hablare con ella.
-No le digas nada hombre, es muy simpática- Le pedí mientras Antonio se ponía su ropa, no sin antes lanzar a la basura unos slips totalmente mojados. -¿Qué vamos a hacer ahora? Pregunté apurando el whisky, y viendo como comenzaban a cerrar el restaurante.
-Vamos a esperar a que Shagy se cambie, nos va a llevar al centro a las discotecas. ¡Hay que invitarle a algo!, se ha portado muy bien. Además necesitamos un taxi, y el nos va a llevar en su coche- Dijo riéndose. Parecía que lo tenía todo planeado.
Esperamos en el aparcamiento del restaurante junto al Ford Focus que nos indicó Shagy, . Pese a ser pasadas las tres de la mañana, una desconocida sensación de euforia invadía el ambiente, abrazándonos como aquella fría noche de noviembre, que adornada por una esplendida luna llena, reinaba plena de esplendor.
Shagy parecía otro sin su uniforme. Con la misma calma que había mostrado toda la noche, arrancó el coche y puso rumbo al centro, supongo que aguantando los gritos que proferíamos los tres al ritmo de la música que salía de la radio del vehículo.
El centro, tal y como habíamos previsto, estaba abarrotado de gentes de todo tipo, todo un ejército de hormigas que se movían en todas direcciones, tan raudas como desorganizas, y todas ellas, con un solo objetivo, pasarlo bien.
Caminamos por la misma calle flanqueada por locales por la que deambule aquella vez, aunque con una sensación totalmente diferente en esta ocasión. Todos y cada uno de los pubs que veía parecía invitarme a entrar con una música que me sonaba a canto de sirena. Pero seguíamos andando, abriéndonos paso entre un gentío indiferente, solo abierto a los saludos que Mario repartía entre algunos conocidos.
En un momento dado, Mario se dirigió a la puerta de uno de los pubs, y se puso a charlar animadamente con uno de los porteros. Me gustaba el pub, además entraban y salían cantidad de gente.
-No podemos entrar- Dijo Mario entre risas. –Por lo visto soy persona non grata. Prosiguió causando la risa de todos.
-¿Por qué no?- Pregunté desencantado.
-El otro día me dejaron entrar bastante borracho y por lo visto la lié- Dijo con toda tranquilidad.
-¿No sabes lo que pasó? Preguntó Antonio con curiosidad.
-Que va, yo solo escuché al DJ decir: ¡Seguridad, Seguridad! Saquen de aquí a este individuo.¡ Y el individuo era yo!. Así que cuando me di cuenta me sacaban a la calle por las axilas. Los que venían conmigo lógicamente trataron de impedirlo, y los dos gorilas esos se liaron a palos con nosotros.
-¡Vaya!, ¿Y entonces qué hiciste tu? Pregunté sorprendido de lo tranquilo que lo contaba. Esa situación podría amargarme no solo la noche, si no también toda la semana.
-¡Jajaja!, yo le dije que no me dieran en la cabeza, que estoy estudiando- Y volvió a reírse.
Así que entre risas llegamos a la Discoteca Central, doce euros costaba entrar con una consumición, casi nada….

3 comentarios:

  1. Ambiente joven, mucha marcha...se ve que conoces el género, solo me asalta una duda, ¿dos euros la entrada?, ¿donde están esas discotecas, porque los precios de hoy se me antojan más caros?, ¿o será que yo salgo poco y se dan cuenta?

    José María

    ResponderEliminar
  2. ¡¡DOCE EUROS!! lo digo en voz alta a ver si ahora se entera mejor Genialsiempre. Con dos euros no pagas ni un vaso de plástico.

    Ya verás tú como el Mario este termina mentiendo a todos en un lío. Ya llevo oliéndomelo varios capítulos, y es que conozco a algún que otro así.

    Espero que este comentario no te influya en la redacción del siguiente capítulo. Continúa con tu idea que vas bien.

    Hasta pronto.

    ResponderEliminar
  3. ¡Bueno! la fiesta continua y se lo pasan de muerte jejej sigue, sigue

    ResponderEliminar

me encanta que me orienten. Tu opinión es muy valida para mi.