domingo, 1 de agosto de 2010

EL INVIERNO DEL CORAZÓN.


CAPITULO 28: ¡VAMOS!

Por supuesto, esa navidad iba a ser un tanto especial para mí, y bastante distinta de las anteriores. Aunque comenzaba a prepararla con recelo, cada vez sentía menos preocupación, por primera vez veía con optimismo un tiempo inmediatamente futuro.
Mi amiga depresión hacía un tiempo que no venía a visitarme, algunas veces sentía una especie de angustia “pre-catastrófica”, pero se me pasaba. Demasiado pendiente de mi subconsciente según Noelia, mi psicólogo particular.
También volví a ver a mi amiga la del gimnasio. Si, esa que dejé con tres cuartos de boca en venganza por la noche en que nos insultó en la despedida de Antonio. Me la encontré en el pasillo que va del gimnasio a la piscina.
Ni rastro de aquella cara de chula desafiante que mostró aquella noche, ni de ese tono despreciativo que empleo para llamarnos imbéciles o idiotas.
Por supuesto, la miré, e incluso le dije un escueto “hola”, lo que paso el otro día no era óbice para que pensara de mí que era tan mal educado como ella. Me lo devolvió, y siguió su camino mochila al hombro.
Mario me volvió a llamar, la primera vez, quería venderme un BMW de importación que había conseguido de un amigo suyo que los traía de Alemania. ¿Para qué quiero yo un BMW? Le solté tan divertido como sorprendido.
Entonces el muchacho me dijo que en algo tenía que gastar el dinero del piso, y que todo solterón que se precie y quiera mojar el churro con asiduidad, debe tener un BMW, a ser posible con un tres mil de motor, y de gasolina.
Desde luego este tarado no se enteró de nada, no me extraña con lo que achica que no se acuerde después de una conversación. El piso me lo quedé yo, y no estaba ahora para BMWs.
También me llamo a los pocos días para invitarme en las vacaciones a un viaje a Cuba. Viendo cómo se las gasta el colega preferí quedarme aquí, ya que aparte, eso de coger vacaciones no era tan fácil en mi empresa, solo teníamos el mes en verano seguro.
Me dijo que conocía un sitio donde las oriundas te hacían el helicóptero, y que yo me lo perdía. No tenía ni idea de lo que era el helicóptero, pero es que yo además para “eso” era muy clasicón, así que tampoco me convenció mucho.
Definitivamente no tenía ninguna gana de ir con semejante “cataplasma” a ningún lado.
Puestos a ser sinceros, la verdad es que eso de mojar el churro ya me estaba empezando a llevar por la calle de la amargura. Había veces que mi mirada se iba tras los pasos de cualquier culo femenino que se moviera con un poco de garbo, algunas veces sin garbo también.
Teniendo en cuenta que era invierno, una época donde la ropa suele tapar todas las virtudes de un buen cuerpo de mujer, comencé a pensar que lo mío comenzaba a ser grave.
Tan grave, que incluso me plantee la posibilidad de acudir a una casa de lenocinio, o de citas si lo estiman menos rebuscado. Aunque para ser sinceros, tenía más vergüenza que morbo, así que seguí haciendo el amor a mi “propia” manera.
Noelia me había ofrecido cenar en casa de sus padres en noche buena. Para mí era un honor, y pese a que me sorprendió muy agradablemente su proposición, la decline.
Que podía pintar yo en casa de sus padres, me moriría de vergüenza. Además, el día veintitrés teníamos la comida de empresa. Prefería centrarme en ella, y luego en noche buena quizás salir después de una ligera cena en mi propia casa.
De todos modos, su invitación me dio mucho que pensar, se preocupaba mucho por mí. ¿Sería eso una señal inequívoca de que yo le gustaba?
Lo cierto, es que cada vez lo veía más claro, me hablaba con mucho cariño, y parecía que se alegraba de veras cuando me veía.
Hubiera dado lo que fuera por poder saber que rondaba por la cabeza, por saber que hueco ocupaba yo allí. No tenía ni idea de lo que hacer al respecto, pero lo cierto, es que debía hacer algo ya. Las mejores ocasiones son las que se escapan.

3 comentarios:

  1. Me gusta como va adquiriendo consistencia la narración. Ahora parece más un libro.
    Por cierto a "decliné", pon el acento.
    Enhorabuena Dani, aquí hay materia y tu sabes explotarla

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  2. Entre el primer y segundo párrafo repites "un tiempo" demasiado pronto. Al leerlo en voz alta canta mucho, haz la prueba.
    Por lo demás, como dice genialsiempre, sólo puedo darte la enhorabuena.

    Un abrazo.

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me encanta que me orienten. Tu opinión es muy valida para mi.