sábado, 23 de octubre de 2010

EL INVIERNO DEL CORAZÓN.


CAPITULO 34:DISCULPAS

Se sentó frente a mi despacio, no diría que midiendo las distancias, pero poniendo un sutil e invisible coto entre los dos, sabiéndome quizás inocente, pero con reticencias.
-Verás, no sé como disculparme contigo- Comencé diciendo después de haber apartado como pude la vergüenza que me embargaba, y decidido a borrar como fuera los efectos que aquella torpeza habían provocado.-Estoy muy mal desde el otro día, no entiendo como pude meter la pata de esa manera.
-Pensé que eras más moderno-Dijo luego de haber escuchado mis aturrulladas palabras, serena pero firme.-¿Piensas que un hombre y una mujer no pueden ser simplemente amigos?, si me muestro amistosa contigo e incluso cariñosa, ¿significa eso que quiero sexo contigo?
-Eres bastante retrogrado-. La dejé proseguir. Merecía que dijera todo lo que pensaba de mí.
-No me cabe duda de que eres un buen chico, pues otro no se estaría disculpando como lo estás haciendo tu, además se ve claramente tu sinceridad, pero confundes los términos.
-Pensé que te gustaba. Nunca me había tratado así una chica, siento haber estado tan confundido- Dije sintiéndome tan torpe como un niño comenzando a andar.
-Tampoco te culpo-.Dijo entonces mirándome fijamente.-Solo has actuado como lo haría un "machote”.
En eso llevaba toda la razón, pero como explicarle que llevaba más tiempo del que hubiera creído soportar sin tener sexo, claro que eso no era justificación para portarme como el peor Mario.
-¿Puedo hacerte una pregunta?- Dijo fulminando mis pensamientos y poniéndome en guardia totalmente. Asentí dubitativo.
-¿Eras buen amigo de tu ex mujer?
Si me da con un martillo en los dientes no me deja tan descolocado y tan dolorido como cuando acabó de formular aquella pregunta que no sabía ni de donde me venía. Parecía como si de pronto quisiera vengarse de mí.
-No pienses mal, no quiero venganza hurgando en tu herida, solo quiero seguir ayudándote, aunque no lo creas.
-Yo, yo creo que si- Acerté a decir tan fuera de lugar, que me costaba concordar algo coherente que decir.
-Piensa una cosa- Volvió a decir algo más relajada y menos seria de lo que estaba cuando comenzó nuestra conversación.-Me da la impresión, de que puede que trataras a Susana como a tu mujer, tu novia o simplemente tu hembra.
-Yo creo que la trataba más como amiga que como novia- Dije tratando de controlar el torbellino de recuerdos que pasaban ahora veloces por mi mente.
Nunca me había puesto a pensar en nada de eso. Estaba convencido de haber tratado a Susana tan bien o mejor de lo que se merecía, incluso profesándole un amor que rayaba algunas la idolatría.
Me hacía estar seguro de lo que pensaba, el inmenso dolor que me produjo el final tan dramático que tuvimos y que todavía me estaba costando aceptar.
-Perdona que tenga mis dudas a la vista de cómo has actuado- Volvió a la carga. –Pero eso te corresponde a ti juzgarlo. Puede que ahí esté la clave de lo que te pasó, eso, o hablar con ella y que te lo diga.
Esas palabras provocaron en mi una enérgica sacudida, y una negativa decidida. ¡Como iba yo a estas alturas a buscar a Susana para que me dijera el porqué de lo que hizo!
-No hay más que ver cómo te portaste aquella noche. Solo la insultaste y gritaste, solo te importó el cómo y no el porqué.
¡Y se quedó tan pancha!, no, si al final tenía que haberle dado a Susana un aplauso y un ramo de flores.
- Creo que ante una escena semejante, tú hubieras actuado igual- Respondí tratando de hacerlo con serenidad y dejando a un lado una ironía que por quizás inoportuna, decidí aparcarla a un lado.
-Yo hubiera intentado saber de su boca porque lo hizo. Además, ¿tú crees que es de amigo dejarla a altas horas de la noche caminar por la senda de un bosque sola y después de un disgusto? Ella seguro que también lo pasó mal. Debías haberla llevado por lo menos a la ciudad, y luego lo que decidieras como más apropiado.
-¡En eso iba yo a pensar!- Dije finalmente exaltado.-Me sentía traicionado, dolido, tanto que quise incluso golpearla, ¡a lo que más quería!, pero el dolor que sentía me quitó las pocas fuerzas que tenía.
-Manuel- Respondió parando en seco mi repentino embalo.-Yo estoy dolida contigo, has abusado de mi amistad, me has abrazado y metido mano a la vista de toda la gente de un pub. Sin embargo, aquí estoy yo escuchando tus explicaciones.
-No es lo mismo- Protesté con fuerza, seguro de mis razones.
-¿Sabes que tengo novio?-Soltó de pronto, tapando mi boca que se abría de pura estupefacción.-Pues sí, está haciendo un Máster en Washington, y no lo he mencionado antes, porque no lo consideré al caso, además, no quería que pareciera más una advertencia que una circunstancia. No lo consideré oportuno en un clima que creí de amistad. ¿Qué imaginas tu qué pensaría de mí?
Me había vuelto a dejar a cuadros. Que difícil se me hacia toda esta situación, no entendía nada de nada.
Cogí el la taza tan necesitado del café como nunca. Su frialdad, me devolvió a la realidad. Llevábamos un buen rato ya charlando.
-No pretendo que te pongas triste- Me dijo cogiéndome la mano, pero tarde ya para remediarlo.-Eres un buen chico, y vamos a hacer como si nada hubiera pasado ¿Vale?, Piensa en todo lo que te dicho, esa será tu penitencia.
Lo cierto, es que me alegró mucho. Sería tan bonito si pudiéramos borrar de un plumazo los errores que cometemos…
Nos levantamos de los asientos, y sonreí contento. Le ofrecí mi mano un tanto desconcertado y sin saber lo que debía hacer.
-¡A que viene eso!, dos besos-Respondió primero seria y luego sonriendo.-Pero dos besos castos- Y volvió a sonreír tan natural como siempre.
-Una última pregunta- Pidió mientras nos despedíamos.-¿Por qué lo hiciste?
Tras un momento de reflexión le contesté; quizás porque estas muy buena.
Entonces rió a carcajadas, y dándome una palmadita en la espalda, se marchó riéndose.

4 comentarios:

  1. Ahora sí que me he quedado fuera de juego, escribes de una manera imprevisible ya estoy deseando ver en desenlace de todo esto. Me tienes en ascuas

    ResponderEliminar
  2. Me parece que el protagonista todavía no se ha dado cuenta de que la sinceridad, en el amor, no es buena consejera, pero ya aprenderá....¿o no?, veremos que nos depara el autor.
    Bien, hilado con interés y planteando expectativas al lector.

    ResponderEliminar
  3. Este sí que es un giro de 180º. Me muero de ganas por ver como sales de esta sin aburrir al lector con algo soso y consabido. Tú tienes la culpa, por poner el listón tan alto.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  4. Una muchacha muy centrada y muy cabal, a ver si mete por verea a este individuo de mente calenturienta.

    Besito.

    ResponderEliminar

me encanta que me orienten. Tu opinión es muy valida para mi.