miércoles, 13 de julio de 2011

¡QUE BONITA ES!


¡QUE BONITA ES!

¡Que bonita es!, pensó mientras la veía dormir. Placida como la luna.
Sus grandes ojos, cerrados a cal y canto, parecían luchar contra un profundo sueño haciendo leves movimientos, minúsculos, casi imperceptibles.
Mientras, una boquita sesteaba, moviendo lentamente sus pequeños labios hasta formar casi una sonrisa. Respondiendo con muecas a quien sabe que imaginaria situación que se producía en sus sueños.
No pudo reprimir el impulso de poner uno de sus grandes dedos cerca de su manita. Esta, como atraída por un imán, no tardó en asirse con fuerza al nuevo y extraño elemento que invadía su espacio. Que diferentes parecían aquella diminuta mano, y aquel enorme dedo, tan grueso y curtido por el sol.
-¡Eres muy bonita!- Le susurró, y con toda la suavidad de la que fue capaz, besó su frente, con intención de marcharse.
Pero le resultaba imposible zafarse del apriete de aquella manita de niña. Suspiró confuso, debía irse ya, dejar que ella comenzara su nueva vida, pero en vez de eso estaba allí clavado mientras sus ojos comenzaban ya a aguarse.
Entonces ella despertó. C omo solo se puede despertar de un sueño profundo, muy despacio, con todo el tiempo del mundo, dirigiendo hacia él unos ojos claros, como pulidos del mejor cristal.
-¡Que guapa es mi niña!-Le volvió a decir suavemente.-Eres igualita que mi hijo el mayor cuando nació.
La pequeña lo observaba fijamente entre curiosa y sorprendida, pero con expresión serena, haciendo diminutas pompas de saliva con sus labios.
-¡Eres afortunada, mi niña!-Le susurró de nuevo, moviendo ligeramente su dedo el cual seguía firmemente apretado.-Vas a ir a una buena familia. Tu padre es muy buen chico, tan noble como callado. Cuando era como tú, era el niño más bueno del mundo. Apenas si daba ruido. Ya verás lo que te vas a reír con tus tíos, siempre están de broma. Todos crecieron buenos y sanos hasta convertirse en hombres de provecho.-Continúo mientras la niña lo miraba como si comprendiera todo lo que le decía.- ¡Y tu abuela!, veras como te va a querer, ella nunca pudo tener una niña, así que tú serás la primera…
Pero ya casi no podía continuar con su monólogo, las lágrimas no lo dejaban continuar. Tampoco quería asustar a la chiquilla.
-¡Vamos Manuel!, ¿Todavía estas aquí?-Oyó una voz a su espalda.-Me vas a meter en un lío, ya es hora de que se vaya.
-Espera solo un poco-Suplicó.-Tengo tantas cosas que decirle, hay tanto de lo que debo aconsejarle…
-Sabes perfectamente que no puede ser. Has tenido mucha suerte de que te haya permitido conocerla.
Lo sabía de sobra, así que con un esfuerzo sobrehumano retiró su manita del dedo, añorando desde ese mismo instante el calor de aquella diminuta extremidad.
-Adiós bonita, disfruta de tu tiempo y se buena. Como han sido todos los demás.
La niña le sonrió sin dejar de apartar los ojos de él, mientras ambos daban unos cuantos pasos hacia atrás.
Manuel movió su mano, tratando de decir un adiós forzado, tan forzado como el último del que se despidió.
Pero ya la pequeña había empezado a cerrar los ojos poco a poco.
-ahí va ya, mire Vd. Dijo Manuel volviendo su cabeza por fin.- ¡Cuantas cosas me estoy perdiendo!-Dijo en un tono más cercano a la añoranza que al reproche.-Me hubiera gustado estar un rato más con ella-Dijo tristemente.
-Es imposible Manuel, todavía no sé cómo me convenciste para que te dejara verla. ¡Vamos hombre!, ¿no ves que es peor para ti?
Y continuaron sus pasos, mientras la niña los veía caminar, dos figuras ya borrosas entre la niebla, una alta y delgada que posaba su mano sobre otra mediana y regordeta.
Apenas pudo ver mucho más, pues una luz brillante y cegadora inundó su campo de visión hasta convertirse en unos segundos, en una imagen tan blanca como la nieve. Pero fugaz, pues tornó a la más absoluta de las oscuridades en un instante, devolviéndola de nuevo al fondo de su sueño.
Quiso despertar cuando unas débiles luces comenzaron a moverse a través de sus párpados. Cuando abrió los ojos solo pudo observar siluetas sin forma, que se movían a su alrededor, emitiendo primero unos leves sonidos que lentamente se amplificaron.
Cerró los ojos de nuevo, y cuando los abrió, se encontró metida en una urna de cristal, rodeada de unos personajes que la miraban encantada. ¿Serían estos de los que hablaba aquel señor?
No lo pudo averiguar, pues un chispazo borró de su mente todos los recuerdos anteriores a ese momento. Ahora su vida acababa de empezar.

6 comentarios:

  1. nos dejaste sin palabras y....con lagrimas

    ResponderEliminar
  2. Enigmático relato. Quizás se acerca a la realidad más de lo que imaginamos. Y a imaginación no hay quien te gane.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Estoy anonadado, tienes un don que deberías explotar mas

    ResponderEliminar
  4. Nudo en la garganta,lagrimas en los ojos

    ResponderEliminar
  5. Me encantan las historias en las que se juega con el misterio y las emociones. Es curioso cómo me he dejado embaucar por tu pluma a pesar de mis creencias totalmente ajenas a lo que cuentas. Bien relatado y bien llevado, aunque polvo eres y...

    Un abrazo

    ResponderEliminar

me encanta que me orienten. Tu opinión es muy valida para mi.