lunes, 7 de diciembre de 2009

EL INVIERNO DEL CORAZÓN.


CAPITULO 2: LA VOZ DE MI CONCIENCIA.

Abrí los ojos con dificultad, sin tener una idea clara del tiempo que había estado durmiendo, de nuevo allí, justo donde no quería estar y a una hora que desconocía.
La luz de la calle se filtraba por la ventana, entre la cortina y la poca franja de cristal que esta no cubría.
La televisión había estado todo el tiempo encendida. Ni su particular tele-maratón había conseguido que despertara del profundo sueño que me había embargado. Ahora mostraba a Burt Lancaster y a Deborah Kerr mojados y revolcados en la arena de una playa Hawaiana, en “De aquí a la eternidad”, besándose apasionadamente.
Cuando Burt miraba de frente y sonreía mostrando esa perfecta dentadura, lo veía claro, estaba burlándose de mí y de mi situación. Deseé que lo pillara el Capitán con su mujer, por cabrón.
Mi espalda había sucumbido al duro combate que libró con aquel sofá espanta-visitas, que en su día creí el sumun de la comodidad, mi vegiga estaba a punto de reventar tambien, así que pedía una tregua, de modo que no tuve más remedio que iniciar un lento y penoso caminar hacia el cuarto de baño.
Ya que estaba allí, me senté en el W.C. No sé quién me contó una vez que era el sitio donde se habían forjado las mejores ideas de la humanidad, aunque personalmente creo, que también es el sitio donde han ido a parar otras muchas.
Tenía que hacer algo, estaba dispuesto a olvidar todo lo que nos había sucedido. Tenía que lograr que ella volviese otra vez, la casa había perdido totalmente su alegría, así que debía remediarlo. Quizás no estuviera todo perdido. Tenía que llamarla por teléfono, tenía que buscarla…
Y en mis pensamientos estaba, cuando una voz conocida me sacó de golpe de mis elucubraciones, una voz que había deseado oír más que a nada en el mundo.
-Manuel, Manuel, Manueeel- Me llamaron desde el salón, provocando que me tuviera que poner el pantalón del pijama rápida y aturrulladamente.
Pero valió la pena, ahí estaba ella, sentada en el sofá, recta y mirándome con cara de pocos amigos, aunque aquí, en nuestra casa. Por fin Dios había oído mis plegarias, quizás hubiera recapacitado, no sabe cuánto lo he deseado.
-Siéntate aquí a mi lado, anda, tenemos que hablar- Dijo de nuevo, sin alejar el rictus serio de su rostro, y con un tono que me pareció algo raro, entre autoritario y desentendido.
Anduve hasta el sofá, mientras pensaba que debía ser más protocolario de lo que había sido siempre en nuestra relación, así que me agaché al pasar a su lado con la intención de darle aunque sea un par de besos.
¡Zaaas!, Bofetón al canto. Y lo peor es la cara de tonto que se me ha quedado, ¡si era en la cara!, un beso de hermano.
-¡Susaana!. Fue lo único que me atreví a decir llevándome la mano a mi mejilla derecha.
-¡Que Susana, ni Susana!, ¡soy tu conciencia cojones!. Dijo ella un tanto alterada y con un tono tan barriobajero como convincente. Esa no podía ser Susana aunque tuviera su cara y su cuerpo.
-Si es que llevo mucho tiempo queriendo que me escuches, Copón, pero tú: Susana, por aquí, Susana por allí, ¡Coño!, que me he tenido que presentar como Susana para que me hicieras caso. Se explicó mi conciencia, más chabacana aún si cabe.
-No sabía yo que mi conciencia era tan bajuna. Respondí, aun dolorido, tanto en el orgullo, como en mi cara por el guantazo.
- ¡Miraaa!, ¿A que te meto otro?- Amenazó .-Escúchame, que es lo que tienes que hacer-. Así que me dispuse a escuchar sus palabras….

5 comentarios:

  1. ¡ostras! un rumbo inesperado muy bueno dani.
    ya espero el siguiente capitulo.¡¡no tardes!!

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  2. Está bien eso de quitarle dramatización a las rupturas, este texto trágico-cómico está enganchando. Y yo que me alegro.

    Un besito.

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  3. Caray con la conciencia, podrías acusarla de malos tratos, pero si lo haces, procura escribir antes más capítulos, no vaya a ser que te entretengan y no puedas distraernos, ahora que nos has enganchado.
    Un abrazo,

    José María

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  4. Totalmente de acuerdo con el resto de comentaristas; este relato es una bomba, espero que no nos dejes mucho tiempo con la intriga, lo has dejado en lo mejor.

    Saludos.

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  5. Yo seguiré pendiente, tengo ganas de saber qué puñetas tiene que decirle Susana Conciencia, pero por si acaso, yo me situaría a dos metros de ella, y vigilaría la salida por si tiene que salir corriendo. La mano mu larga, eso es lo que tiene la Susanita de los cohone.

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me encanta que me orienten. Tu opinión es muy valida para mi.