domingo, 21 de febrero de 2010


OLEO DE MARI CARMEN RUIZ MARTIN.
CAPITULO 10: EL PLAN AMIGO CONTINUA.

Las compras no habían sido todo lo satisfactorias que yo hubiera deseado, pues poco me convencían ninguno de los trapos que por lo visto estaban de moda esta temporada.
Pero no iba a dar mi brazo a torcer, eso de pegarme un par de horas buscando y al final no comprar nada, no lo podía permitir. Sería como darle el logro todas aquellas mujeres chocantes a las que yo había criticado por el mismo motivo.
Así que opté por dos polos que no me acababan de convencer del todo, y un pantalón vaquero oscuro. Pagué sin demora, dispuesto a zanjar el asunto lo más pronto posible y salir de allí de una vez.
Ya puestos que estaba en la calle, decidí que era una buena oportunidad para no manchar la cocina, por lo que ir a un chino me pareció una excelente opción.
Susana era la que me había insuflado esa afición por los chinos. Yo tenía serias reticencias, aparte de cariño por los gatos, así que no me había planteado nunca pisar siquiera uno de esos típicos restaurantes, con sus típicos nombres, tan inconfundibles y evocadores del catastro chino.
Pero ella adoraba los rollitos de primavera, así que no tenía más remedio que acudir periódicamente a Pekín, o a Hong Kong, o al rollito feliz de turno y atiborrarme de comida con bastantes vegetales poco guisados, y carencia total de pan.
Una chinita muy sonriente, me había acomodado en una mesa para uno, y mientras esperaba el consabido menú, me puse a revisar la agenda de mi móvil, intentando encontrar el número de alguno de mis antiguos compañeros en aquellos años de juergas.
El primero que me mostró era el de Paquito, pero lo descarté de inmediato, pues se había ido a vivir a Alemania, y es que el trabajo manda. Era un buen tipo, lo imagino en un buen puesto de trabajo, pues era muy inteligente. Hacia mucho que no sabía de él.
Rafael Tocho apareció seguidamente. No tenía ni idea de que tenía su número de teléfono. Rafa era el que nos evitaba muchas de las tortas que se rifaban en aquellas noches locas, pues estaba muy fuerte, y aparte, era más bruto que un arado. Aunque una excelente persona.
Tendría que llamarlo, pues no tenía ningún otro número, y quizás el pudiera ponerme en contacto con los demás, pues ni tenía sus números ni sabía nada de ellos.
Tras estimar que no era una hora lo demasiado intempestiva para llamar a nadie, intenté ponerme en contacto con Rafa, al tiempo que la chinita me traía la ensalada.
Unos cuantos tonos me llevaron a oír de nuevo la voz de Rafa, bastantes años después, pues aunque lo invité a mi boda, no asistió por problemas familiares.
-¡Manuel!, ¡Vaya sorpresa!- Exclamó animoso al otro lado del auricular.
-Hola Rafa, ¿Cómo estás?- Lo saludé contento por oír de nuevo la voz de mi amigo.
-Muy bien, hombre. Que de tiempo sin saber de ti. ¿Cómo anda Susana?- Preguntó, poniéndome en un compromiso, pues aunque tenía bastante amistad con Rafa, la verdad es que no me apetecía nada hablar del tema.
Aunque lo pensé mejor, y creí oportuno ir con la verdad por delante, nuestra antigua amistad lo merecía.
-Estoy bien también, pero Susana y yo nos hemos divorciado. Dije secamente, tanto que luego me arrepentí.
-Vaya, lo siento mucho- Contestó Rafa un tanto cortado.-Si puedo hacer algo por ti, no tienes más que decírmelo.
Decidí entonces contarle mis pretensiones, pero aunque marchaba los fines de semana hacia Madrid, pues tenía novia allí, se mostró interesado en tomar una copa conmigo alguna vez.
-¿Qué sabes de toda la peña?- Pregunté interesado en sacar alguna conclusión satisfactoria al asunto.
-Se que todos los demás se han casado, y de buena tinta, pues salvo a la tuya, asistí a todas las demás. Todos menos Mario, ya sabes cómo es el, no ha cambiado nada, está tal y como cuando tenía diecisiete años.
No pude evitar esbozar una sonrisa, ¡como podía haberme olvidado de Mario! Me traían ya los tallarines, así que me despedí presurosamente de Rafa, agradeciéndole la información que me había dado.

3 comentarios:

  1. Estoy deseando conocer al tal Mario ,y deseando que sigas con la historia

    ResponderEliminar
  2. La historia es cada vez más real, lo cual me parece quer no es muy bueno para el protagonista,pero...!que bien lo cuentas joio!

    José María

    ResponderEliminar
  3. Haces arte de lo más cotidiano. Con esa frescura que le imprimes al relato podrás conducirnos a donde quieras; igual que a tu protagonista.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar

me encanta que me orienten. Tu opinión es muy valida para mi.