jueves, 2 de septiembre de 2010

EL INVIERNO DEL CORAZÓN.


CAPITULO 29: REINTEGRANDOME EN LO SOCIAL.

Después de una difícil navegación en un bote de lona pinchado y con un fuerte temporal en el mar de mis dudas, decidí asistir a la cena de empresa.
Pese a habérmelo planteado como plan seguro, las habladurías de la gente y el cambio de definición en relación a mi estado civil me habían hecho pensar que quizás había que darle un poco de curro a los reporteros de las revistas del corazón que allí se iban a dar cita disfrazados de compañeros.
Pero pasé de todos ellos, saque mi traje que guardaba perfectamente embalado en su funda, y mostrando la mejor sonrisa que tenía me marché al hotel de cinco estrellas donde cada año la empresa celebraba la navidad.
Creo que ya he dado pistas, por lo que sobra decir aunque lo hago, que la cena era de rigurosa etiqueta. Un punto en su contra, aunque quizás uno de los pocos.
Para la empresa, esa noche era muy especial. Aunque se llevaba todo el año tratando de tenernos lo más estresados posible, esa noche no escatimaba en lujo de detalles para hacernos pensar que quizás éramos para ella más especiales de lo que creíamos.
Cada trabajador estaba autorizado a acudir con su esposa o pareja. Con ello, pretendía dar un aire familiar al asunto, aunque por todos era comentado, que lo que querían era evitar desmadres que pudieran provocar problemas matrimoniales que sin duda afectarían al rendimiento del operario en cuestión.
Dispusieron mesas en las que nos sentamos con quien nos apeteció. Yo elegí sentarme junto con Antonio y su esposa, a los que encontré después de saludar más afectuoso que cualquier otro día a cada uno de los conocidos que me iba encontrando.
Aseguraron que me estaban buscando, y que dudaban de que acudiera puesto que el año anterior no lo hice.
Lo cierto, es que el año anterior mi relación con Susana estaba tan deteriorada que preferí no dar absolutamente nada que hablar a nadie.
Se mostraron agradables y divertidos. Antonio empeñado en todo momento que no faltara en mi copa ni una gota de un rioja que estaba realmente espectacular.
La comida fue estupenda, y aunque en el tradicional sorteo no fui agraciado con ninguno de los regalos que tan espléndidamente nos obsequiaban (en mi segundo año, me tocó una cámara digital Réflex valorada en mil cuatrocientos euros), lo cierto es que me conformó haber pasado desapercibido y no haberme planteado mucha gente la temida pregunta que podéis imaginar.
No solo eso, sino que algunas compañeras me habían piropeado. Me habían puesto tan gordo que casi no cabía en el traje.
Pero apenas comenzado el baile y los cubatas, decidí marcharme antes de que se me “calentara el piquito”. El ambiente invitaba, y aunque me bebí un Whisky empujado por un Antonio en plena euforia y que se resistía a aceptar mi decisión bajo ningún concepto, una vez apurado mi vaso me despedí de él y le desee que pasaran una buena noche.
-No te vayas Manuel- Me dijo muy serio.-Quiero que estés con nosotros esta noche. Si te quedas te invito mañana a desayunar chocolate con churros-.
-No insistas Antonio- Respondí poniendo mi mano derecha en su hombro.
-Yo quería agradecerte de alguna manera lo que hiciste por mí en la despedida, fuiste el único que no me dejó en la estacada- Dijo ahora poniéndose grave y poniendo cara de cordero degollado.
Hizo que me brotara una sonrisa tan bobalicona como espontanea. ¡Que buena gente era este Antonio!
-Si quieres agradecérmelo ve con ella y pásalo bien- Acerté a decir, y señalando a su Señora que bailaba junto con otras esposas, añadí.-No la conozco pero parece una buena chica, así que ya sabes. Además, los churros me dan ardentías-.
Así que aproveché las risas del comentario para darle la mano y marcharme tranquilamente. Colocándome de nuevo mi chaqueta y atravesando la puerta del Hotel en busca de uno de los taxis que nos ponía la empresa con una sensación muy placentera de persona realizada.
Más contento de lo que entré y con muy poquita cosa.

5 comentarios:

  1. Disculpadme, pero me he tomado un tiempo de "vacaciones", gracias a todos por vuestra paciencia infinita.
    (Sobre todo por leer la historia)
    Un saludo y gracias

    ResponderEliminar
  2. Se vé que has asistido a algunas cenas de empresa, poruq el submundo que flota en ellas lo describes bien, aunque no profundizas porque el protagonista se va pronto. Creo que mejor así, porque lo otro está muy manido

    ResponderEliminar
  3. ¿qué hiciste con esa super cámara reflex que te tocó?...ay coñi, que tú no eres el protagonista, es que a veces me confundes. El principio es de escritor "pofesional", muy bien pishita.

    ResponderEliminar
  4. Superado el trago de la cena de navidad con los compañeros, la vida deveria comenzar a fluir, enderezar la vida y tirara hacia delante
    Magnifica narracion

    ResponderEliminar
  5. Otro capítulo más superado con creces, y también superado con creces para Manuel el mal trago de la cenita dichosa en su nueva situación.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar

me encanta que me orienten. Tu opinión es muy valida para mi.