domingo, 6 de marzo de 2011

¿TODAVÍA SIGUE?




Exuberancia, que así se llamaba ella, coleccionaba curvas casi desde el mismo momento en que nació. Una suave melena de pelo rubio tintado coronaba una cabeza en la que un color rojo fuerte pretendía resaltar unos labios tan carnosos como sensuales.
Lo demás eran formas insinuantemente clásicas, unas caderas abundantes, un trasero todo en su sitio, y un pecho que dejaba sueltos unos redondos y abultados senos hechos quizás de imán, donde iban a posarse sin remedio las manos de hierro de Rogelio. Como decía, unas formas tan insinuantemente clásicas, que el pobre de Rogelio, siempre tan bruto, a la vista en uno de esos programas de la dos que se atrevió a emitir una imagen de las tres gracias, juró por Dios que iba a matar al Rubens ese, que había visto en pelotas a su tita, como él la llamaba cariñosamente. Exuberancia tuvo que convencerlo de que había pintado el cuadro muchos años antes, y que nadie la había visto en pelotas.
-¡Como que no vas a ir más al ginecológico ese!-Exclamó airado, más intentando disimular su error, que otra cosa.
Rogelio, era más bueno que el pan, aunque más bruto que un arado. Tan puesto en su viril papel, como en su faceta de inventor, donde sostenía que había hallado una manera de hacer empastes con castañas pilongas.
Quería a Exuberancia con locura, ella a él también, pero la guerra comenzaba por la noche cuando ambos ocupaban sus puestos en el lecho conyugal.
Exuberancia tenía la costumbre de adoptar en la cama una posición fetal, con su vista hacia la pared, y su espalda hacia Rogelio.
Rogelio no era malo, solo que tenía la necesidad de pegarse como una lapa al cuerpo de su amada. Así que sutilmente colocaba su mano en la cadera de Exuberancia, y lo demás se juntaba por pura física de los cuerpos.
-¡Ya estas otra ve con los pijasos!-Exclamaba entonces airada-¡Que asco tío!, ¡No sabe da ni una caricia, na mas que pijasos, que tengo que tené el culo morao.
-¡Anda ya!-Respondía entonces Rogelio meloso.-Eso no e el pijo, e el corason que se me escapa… por ahí. ¿Cómo tas quedao?-Preguntaba, comparando su ingenio poético con el de Bécquer o Góngora.
-Po que no haga tanto camino, coño, que la esparda está más cerca.
-¡Joe, tita!-Exclamaba entonces Rogelio.-Tu siempre está igual, no sabe que yo soy un macho ibérico y que estoy subencionao, si no me quitan la paga.-Decía entonces creyéndose su propia broma.-Además, tu tiene la curpa, pa que estás tan buena.
-¡Que hartura de tío!, te lleva to el día caliente perdió, y mirando a toa las tías.-Seguía entonces con su consabida retahíla.-¡Y no me digas más tita, carajote!
-¡ahyyyy, tita!-Decía entonces, pegándose todavía más.
-Suertame que si no, no puedo dormi. Concluía rotunda.-Además, hoy se ha muerto la muchacha de la telenovela y estoy descompuesta.
-Si esta supiera lo buena que está, haría lo mismo que yo-Terminaba Rogelio, resignado a que su ataque había sido repelido esta vez, pero preparando otro para la noche siguiente, o para la otra. Hasta que caiga.
Seguramente, Exuberancia cuando note las manos del pulpo Paul encima de ella volverá a pensar, ¿Todavía sigue?

5 comentarios:

  1. jajjajjaa acabas de descrivir el lecho conyugal de muchisimos matrimonios de cierta edad jajajjaj

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  2. !Que arte!, cuanta experiencia se trasluce en este texto....jejeje

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  3. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Doy fe.

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  4. La gente no respeta ni que estamos en carnaval.
    Espero que sigas escribiendo mas relatos en clave de humor.Yo creo que eso siempre se te dio bien.Y a ver cuando sacas algo mas del Rey de las Papeletas.

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  5. Un placer leerte, que arte,que punto de humor y el encayo como va

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me encanta que me orienten. Tu opinión es muy valida para mi.