sábado, 17 de diciembre de 2011

VALGAME CHANCLETO LO QUE ES LA MISERIA.





-¡Otra vez Tulipán!-Manifesté airado mientras mi madre nos preparaba una rebanada de pan. El desayuno, el bocadillo del colegio y encima la merienda con el mismo producto lácteo cadista bien valían una protesta.
Mientras tanto, Espinete, ajeno a nuestros asuntos aparecía de un rosa evidente en nuestro Telefunken en blanco y casi siempre negro. Y es que de los mecanismos de ese televisor se había averiado hasta la gitana, la cual, con un estoicismo digno de un maniquí, soportaba el acoso de tres “machitos” quieta en el transformador con sus bracitos hacia arriba, y casi siempre con las faldas sobre la cabeza. Nosotros habíamos probado empíricamente aquel dicho que refleja que una muñeca carece de vello púbico ya en nuestra tierna infancia.
-¡Estoy harto de tanto Tulipán! ¿Cuándo voy a comer Nocilla como los otros niños?- Protesté, a esa edad no entendía qué era un plan de austeridad. Tampoco mis primas eran peligrosas.
Mi madre se quedó parada un segundo. Ya había escuchado antes el mismo reproche, y suspiró apurada, inerme ante todo un niño. Pero no se inmutó, con una cuchara echó Cola-cao en la rebanada y dijo:
-¡Ea!, ahí tienes Nocilla.
-¡Que bueno, Nocilla! Exclamó mi hermano.
Tiene guasa la cosa. Encima de borrico, apaleado.

3 comentarios:

  1. jajjajajajjajajajaj que bueno.
    Por cierto me gusta el detalle de la mantequilla tulipán ¿CADISTA? JAJJAJAJAJJAJAJAJJA

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  2. Jeje, cuántos recuerdos! Mi frustación eran las galletas con chocolate Principe de nosequé. Qué pechá de galletas María.

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  3. Te voy a contar secreto: a Oscar le encantó tu relato, y si él hubiera estado en el jurado del concurso, te lo habría premiado. Sabes que me encantan ese tipo de relatos costumbristas, sobre todo si lo haces con tanto arte y tan buen humor.

    Un abrazo

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me encanta que me orienten. Tu opinión es muy valida para mi.